Todo el que sufre el complemento de disponibilidad conoce bien que se puede estirar de tal manera que te convierte en un trabajador por horas en vez de por jornadas y que puede llegar a hacer casi imposible la conciliación de tu vida personal y familiar. Están a la orden del día constantes cambios de horario, producto de la falta de personal y planificación por parte de jefes y “jefecillos”, así como jornadas “acordeón” entre 5 y 10 horas, estas últimas generalmente los fines de semana sin hacer distinción entre horas festivas y ordinarias y que, para colmo, abarata notablemente el módulo de festivo.
Los firmantes del primer convenio (CCOO, UGT y USO), que inicia esta conversión de trabajadores por jornadas en trabajadores por horas y los del segundo (UGT, SI y USO), que empeora el asunto notablemente, a menudo alegan que el “espíritu” de las respectivas negociaciones no era convertir el complemento de disponibilidad en esta mierda y les creemos. Lo que no creemos en CGT es en “espíritus”, lo que se escribe cediendo derechos lo paga la plantilla, asegurado.